domingo, 22 de noviembre de 2015

El Satiricón.

Esta obra, atribuida a Petronio, está constituida por una colección de fragmentos que tardaron más de tres siglos ser reunidos. El texto sobrevivió a la Edad Media escondido a la vista del público para evitar su destrucción debido a sus orígenes paganos y al contenido del mismo.
Se trata de una de las primeras narraciones en la cultura occidental que se corresponde con el concepto de “novela”, su importancia radica tanto en su estructura, novedosa para la época, como en su contenido, ya que podemos decir que es la primera obra que ironiza y ridiculiza en cierto modo los valores sociales de la época. Este tono satírico o picaresco, sin embargo, no fue invención de Petronio, este no hace más que seguir cultivando el estilo de Horacio, autor de las Sátiras, dos obras poemáticas en las cuales se muestran los excesos humanos.
Sin embargo la literatura de Horacio tiene como fin moralizar, muy distinto al objetivo perseguido por Petronio, que es más bien de carácter sarcástico.

A penas sabemos nada de la figura de Cayo Petronio Arbiter, presunto creador de esta obra maestra, sería complicado (por no decir imposible) componer una biografía precisa a cerca del autor, puesto que las noticias sobre el mismo son harto escasas. Algunos historiadores llegan a colocarlo en tiempos de Augusto, otros de Tiberio… Podríamos situar su fecha de nacimiento entre los años 14 y 27 d.C, de su muerte se tiene constancia entre los años 65 y 66.

Petronio también fue conocido como “el árbitro de la elegancia”, debido a su sibaritismo y su gusto por el buen vivir, por ello se dice que no fue otro sino Nerón, el César, quien le adjudicó el título de Arbiter Elegantiae, no por su manera de vestir, sino por su manera de ser. Poseía un sentido del humor agudo, cínico, brillante y creativo, profundo e inteligente en su pensamiento y, sin embargo, hedonista en su conducta. Este favoritismo del César suscitaría la envidia en la frívola corte, lo cual le acarrearía nefastas consecuencias. Fue nombrado tercera víctima de la Conjura de Pisón, aunque parece ser que no llegó a entrar en ella. Dicha conjura fue un complot instigado principalmente por la figura de Cayo Calpurnio Pisón, mediante esta se pretendía derrocar el gobierno de Nerón. Pese a no haber participado en dicho complot, Tigelino lo denunció con falsas acusaciones, acusaciones debidas a la envidia de los cortesanos que pululaban en torno a la figura del Emperador.

Dirigiéndose a Camparia con el fin de justificarse ante Nerón se dio cuenta de que su causa no marchaba por el buen camino y, antes de que le fuera comunicada la condena, la orden final de suicidio, decidió ser él mismo quien tomara la iniciativa. Según se dice se abrió las venas y, con el objetivo de retrasar a la Parca lo máximo posible, se ató las venas sangrantes, conversó animadamente con sus amigos (de hecho se dice que incluso dio una fiesta para tal acontecimiento, haciendo gala de su enorme sentido del humor) y tras esto decidió echar en cara a Nerón todos los vicios que en su corte proliferaban, escribió una documentada misiva a cerca de los mismos y firmándola y haciéndose responsable de ella se la envió al propio Nerón, tras esto terminó siendo abrazado por la Parca que, no en vano, había retrasado. A lo largo de la Edad Media y del Renacimiento se pensó que esta carta escrita al Emperador no era otra que el Satiricón, sin embargo los estudios de la Modernidad han advertido que un hombre en esas condiciones es incapaz de redactar los seis tomos que conforman la novela debido a que su mente es incapaz de centrarse lo suficiente.

Por supuesto que entre las líneas del Satiricón puede entreverse una firme crítica rebosante de sarcasmo contra el gobierno de Nerón, los contrarios a Petronio y a su obra trataron de ver en esta un reflejo de la vida hedonista de su autor. Podría catalogarse esta joya de la literatura como una novela itinerante, un libro de viajes, o incluso como un panfleto político, una narración erótica. A mi parecer la postura más acertada para contemplar el Satiricón es verlo como una denuncia de una sociedad abocada a la degeneración, una sociedad colmada de individuos que buscan en el derroche, los vicios y las bajas pasiones su realización personal. Esta obra posee una enorme importancia, puesto que trascenderá más allá de su tiempo, encontrando su reflejo en obras como el Decamerón, una magistral obra de Bocaccio, influenciará a la novela bizantina y a toda la picaresca posterior. El mismo Quevedo alaba tanto el estilo como el contenido del escritor latino.Esta obra contiene novela, poema serio, parodia en verso, crítica literaria, caricatura bufonesca, historia maravillosa y todo esto bañado en sátira.

El lenguaje también es un elemento muy interesante en esta obra, siendo objeto de estudio de muchos filólogos. El narrador se expresa en un latín impecable y, pese a ello, los personajes utilizan un latín más coloquial en todas sus variantes, incluso una curiosa lengua híbrida hablada en las ciudades marítimas cuasi griegas. Como podemos apreciar se puede ver claramente el respeto hacia el registro lingüístico de los personajes, acorde a su trasfondo y papel en la obra, aportándole una mayor verosimilitud a la obra al reflejar así, ricamente, a la sociedad de la época incluso en la forma de hablar. Esta inmensísima variedad estilística servirá para subrayar la inestabilidad y el confuso caos que caracterizan a esta sociedad de los tiempos de Nerón.

Pasamos, una vez realizado este breve estudio preliminar, al argumento del Satiricón.

La obra la constituyen una sucesión de relatos cuyo único nexo de unión es el protagonista, Encolpio, y sus dos acompañantes: Guitón y Ascilto. Estos jóvenes son una suerte de pícaros buscavidas que buscan su beneficio propio, aprovechándose de amigos y conocidos gracias a su facilidad para la palabra y, en algunos casos, a su belleza (Sobre todo la del adolescente Guitón).  
Entrando, algo más en profundidad, en sus protagonistas vemos que el narrador, Encolpio, es un joven viajero, un trotamundos. Eumolpo es un incontinente sexual y víctima de Encolpio. Guitón, el amor de Encolpio, es un adolescente que plantea el problema del amor platónico reflejado en El Banquete. Los celos que este adolescente provoca en Encolpio serán el detonante de muchas de las desgracias que acontecerán a ambos, alejando así a Encolpio de la felicidad basada en la placidez horaciana. Guitón aparece en la obra en toda la plenitud de su belleza de dieciséis años, siendo capaz de despertar su mera visión sentimientos en todos los que conoce. Ascilto, por su parte, es una aventurero carente de moral e iniciativa propia, no es más que un parásito que se dedica a vivir, mediante artimañas, a costa de todos los que le rodean. Trimalción, el cual posee un nombre fonéticamente similar al de Nerón, representa a la corrupta sociedad romana, sociedad que hacía enfermar al individuo haciéndole (en palabras de César) afeminar su ánimo y su espíritu. Para Trimalción sólo cuentan el oro, las riquezas y la ostentación de la misma, derrochándola y recreándose en la opulencia de esta vida que le ha sido regalada.

Volviendo al tema principal de la obra cabría distinguir tres partes en la misma: La escena inicial, La Cena de Trimalción y las Aventuras en Crotona. 

En la parte inicial encontramos una escena declamatoria, muy común en la época, sobre todo en las escuelas de retórica y en las ágoras griegas. Encolpio se percata, mientras el orador entretiene al público, de la desaparición de Ascilto. Procede a buscarlo por toda la ciudad y no llegará a encontrarlo hasta conseguir regresar a la habitación que tenían alquilada en un establecimiento que no es otra cosa sino una casa de sodomía y prostitución. Los tres compañeros deciden irse de la ciudad, agobiados y sofocados por el ritmo de la misma, para refugiarse en la villa de Licurgo, donde encontrarán a Licas y Tritena, dos amigos ricos, el primero poseedor de una nave mercante y la segunda compañera acomodada del primero. El sedentarismo de la villa de Licurgo, que no consiste en otra cosa que orgías y desenfreno, termina por aburrir a los tres protagonistas, los cuales, tras discutir con el dueño de la casa y robar cuanto encuentran allí de valor, huyen en mitad de la noche. Un oportuno accidente hace que nuestros pícaros se encuentren de nuevo provistos de dinero al encontrarse, de nuevo, una capa donde habían cosido una cantidad notable de monedas de oro en manos de un campesino que, desconocedor del tesoro oculto en la prenda, termina por ser engañado y cede la capa a los protagonistas. Ya desahogados económicamente comienzan a planificar sus siguientes pasos en lo que serán sus aventuras eróticas, sin embargo terminan siendo secuestrados por una sacerdotisa del culto a Príapo, deidad de la fertilidad, la cual dice que estos pícaros han violado los sagrados ritos del dios. Pese a esto conseguirán escapar de las garras de esta y dará comienzo la siguiente escena.

La Cena de Trimalción.

Este es el episodio, sin duda, más largo que se conserva de la obra. Quizás fuera separada del texto original con el fin de poder ofrecerla como un texto aparte, lo cual podría explicar su integridad. Es aquí cuando el autor se luce en toda una riquísima descripción haciendo gala de una prosa impecable y sublime, capaz de transportarnos a la misma escena debido al lujo de detalles que colman toda la escena. Esta riqueza se deja ver en los muebles, pinturas, arquitectura y todo lo que conforma la vida de Trimalción. Petronio, sin duda un gran conocedor de la psique humana, retrata a la perfección a Trimalción, un liberto que ha logrado enriquecerse hasta lo absurdo debido a sus exitosas transacciones económicas, no es otro sino este el episodio que mejor simboliza la tiranía y las riquezas, al igual que la vida excesivamente pomposa del emperador Nerón. Volviendo a la figura del anfitrión este se nos presenta como un hombre que derrocha su fortuna con el objetivo de disfrutar de su vida hasta que la salud se lo permita, posee un inventario inacabable de bienes y propiedades extendidas casi por todo el mundo conocido, las características que más nos llaman la atención de Trimalción son su ignorancia y su engreimiento. La supina ignorancia del riquísimo liberto queda al descubierto al narrar este las estratagemas de Aníbal para apoderarse de Troya, entre otras barbaridades. Sin embargo los invitados, como buenos parásitos, lisonjean sin parar a su anfitrión para no perder el favor de éste. A lo largo de la escena Trimalción utilizará su afamada muletilla “En fin, callo para que no me tomen por un fanfarrón.”, sin duda el sentido del humor de Petronio es impecable, cínico y sumamente ácido, una delicia. Tras un amplísimo despliegue de delicias para agasajar a los comensales, aderezada con la intervención de unos acróbatas, música y una lectura de algún poema de Trimalción, la cena concluye y los invitados pasan al baño, nuestros protagonistas tratarán de huir, pero verán su escape frustrado y serán conducidos al baño del que, finalmente, lograrán escapar.

Aventuras en Crotona.

Es en esta suerte de fragmentos que conforman la tercera parte de la narración donde aparece la figura de Eumolpo, un viejo y excéntrico poeta aficionado a lanzar sus composiciones satíricas al aire en los momentos menos oportunos, haciéndole granjearse el desprecio de muchos, además de alguna que otra tunda. De las intervenciones que realiza pueden extraerse dos poemas La destrucción de Troya y  Guerra civil, ambos sin parangón y provistos de una genialidad, por desgracia, lejos de nuestro tiempo. La rivalidad por el amor del joven y bello Guitón, que tanto lleva desestabilizando el grupo formado por los tres pícaros, provocará que la rivalidad entre Encolpio y Ascilto salga a relucir con más fuerza, dándose incluso situaciones de violencia entre ambos, el grupo se fragmenta, quedando Ascilto abandonado de esta manera. Encolpio y Guitón trazan un plan con Eumolpo (el cual también está prendado de la belleza del joven) que les permita huir de la ciudad debido a la incesante búsqueda en la que Ascilto está enfrascado con el fin de encontrar a Guitón y mantenerlo a su lado. La nave en la que emprenden la huida resulta ser propiedad de Licas y Trifena, se suceden las desgracias en el barco una tras otra hasta que la diplomacia de Eumolpo es capaz de solventar la trifulca, de forma pasajera todo sea dicho. Finalmente los protagonistas son víctimas de un naufragio del que son rescatados, mientras Encolpio y Guitón se ataban con un cinturón para perecer ambos dado el caso, Eumolpo estaba enfrascado en la composición de un poema de extraordinaria longitud que se niega a abandonar hasta haberlo terminado. Deciden, al llegar a Crotona, que harán pasar a Eumolpo por un rico, siendo ambos pícaros sus ficticios sirvientes, con el fin de aprovecharse de los cazafortunas y los parásitos que abundan en dicha ciudad. Eumolpo es colmado de presentes por los habitantes, que creen que serán incluidos en el testamento del viejo. Encolpio pasa a hacerse llamar Polieno y entabla relaciones de alcoba con Circe, a la vez que lo hace con su sirvienta que actúa como Celestina entre ambos, se sucederán también una serie de desgracias hasta que, finalmente, se descubre el engaño y Encolpio y Guitón huyen de Crotona mientras que Eumolpo será finalmente tratado según la costumbre de la Marsella.

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