Esta
obra, atribuida a Petronio, está constituida por una colección de fragmentos
que tardaron más de tres siglos ser reunidos. El texto sobrevivió a la Edad
Media escondido a la vista del público para evitar su destrucción debido a sus
orígenes paganos y al contenido del mismo.
Se trata
de una de las primeras narraciones en la cultura occidental que se corresponde
con el concepto de “novela”, su importancia radica tanto en su estructura,
novedosa para la época, como en su contenido, ya que podemos decir que es la
primera obra que ironiza y ridiculiza en cierto modo los valores sociales de la
época. Este tono satírico o picaresco, sin embargo, no fue invención de Petronio,
este no hace más que seguir cultivando el estilo de Horacio, autor de las Sátiras, dos obras poemáticas en las
cuales se muestran los excesos humanos.
Sin
embargo la literatura de Horacio tiene como fin moralizar, muy distinto al
objetivo perseguido por Petronio, que es más bien de carácter sarcástico.
A penas
sabemos nada de la figura de Cayo Petronio Arbiter, presunto creador de esta
obra maestra, sería complicado (por no decir imposible) componer una biografía
precisa a cerca del autor, puesto que las noticias sobre el mismo son harto
escasas. Algunos historiadores llegan a colocarlo en tiempos de Augusto, otros
de Tiberio… Podríamos situar su fecha de nacimiento entre los años 14 y 27 d.C,
de su muerte se tiene constancia entre los años 65 y 66.
Petronio
también fue conocido como “el árbitro de la elegancia”, debido a su sibaritismo
y su gusto por el buen vivir, por ello se dice que no fue otro sino Nerón, el
César, quien le adjudicó el título de Arbiter
Elegantiae, no por su manera de vestir, sino por su manera de ser. Poseía
un sentido del humor agudo, cínico, brillante y creativo, profundo e
inteligente en su pensamiento y, sin embargo, hedonista en su conducta. Este
favoritismo del César suscitaría la envidia en la frívola corte, lo cual le acarrearía
nefastas consecuencias. Fue nombrado tercera víctima de la Conjura de Pisón, aunque parece ser que no llegó a entrar en ella.
Dicha conjura fue un complot instigado principalmente por la figura de Cayo
Calpurnio Pisón, mediante esta se pretendía derrocar el gobierno de Nerón. Pese
a no haber participado en dicho complot, Tigelino lo denunció con falsas
acusaciones, acusaciones debidas a la envidia de los cortesanos que pululaban
en torno a la figura del Emperador.
Dirigiéndose
a Camparia con el fin de justificarse ante Nerón se dio cuenta de que su
causa no marchaba por el buen camino y, antes de que le fuera comunicada la
condena, la orden final de suicidio, decidió ser él mismo quien tomara la
iniciativa. Según se dice se abrió las venas y, con el objetivo de retrasar a
la Parca lo máximo posible, se ató las venas sangrantes, conversó animadamente
con sus amigos (de hecho se dice que incluso dio una fiesta para tal
acontecimiento, haciendo gala de su enorme sentido del humor) y tras esto decidió
echar en cara a Nerón todos los vicios que en su corte proliferaban, escribió
una documentada misiva a cerca de los mismos y firmándola y haciéndose
responsable de ella se la envió al propio Nerón, tras esto terminó siendo
abrazado por la Parca que, no en vano, había retrasado. A lo largo de la Edad
Media y del Renacimiento se pensó que esta carta escrita al Emperador no era
otra que el Satiricón, sin embargo los estudios de la Modernidad han advertido
que un hombre en esas condiciones es incapaz de redactar los seis tomos que
conforman la novela debido a que su mente es incapaz de centrarse lo
suficiente.
Por
supuesto que entre las líneas del Satiricón puede entreverse una firme crítica
rebosante de sarcasmo contra el gobierno de Nerón, los contrarios a Petronio y
a su obra trataron de ver en esta un reflejo de la vida hedonista de su autor.
Podría catalogarse esta joya de la literatura como una novela itinerante, un
libro de viajes, o incluso como un panfleto político, una narración erótica. A
mi parecer la postura más acertada para contemplar el Satiricón es verlo como
una denuncia de una sociedad abocada a la degeneración, una sociedad colmada de
individuos que buscan en el derroche, los vicios y las bajas pasiones su
realización personal. Esta obra posee una enorme importancia, puesto que
trascenderá más allá de su tiempo, encontrando su reflejo en obras como el Decamerón, una magistral obra de
Bocaccio, influenciará a la novela bizantina y a toda la picaresca posterior.
El mismo Quevedo alaba tanto el estilo como el contenido del escritor
latino.Esta obra contiene novela, poema serio, parodia en verso, crítica
literaria, caricatura bufonesca, historia maravillosa y todo esto bañado en
sátira.
El
lenguaje también es un elemento muy interesante en esta obra, siendo objeto de
estudio de muchos filólogos. El narrador se expresa en un latín impecable y,
pese a ello, los personajes utilizan un latín más coloquial en todas sus
variantes, incluso una curiosa lengua híbrida hablada en las ciudades marítimas
cuasi griegas. Como podemos apreciar se puede ver claramente el respeto hacia
el registro lingüístico de los personajes, acorde a su trasfondo y papel en la
obra, aportándole una mayor verosimilitud a la obra al reflejar así, ricamente,
a la sociedad de la época incluso en la forma de hablar. Esta inmensísima
variedad estilística servirá para subrayar la inestabilidad y el confuso caos
que caracterizan a esta sociedad de los tiempos de Nerón.
Pasamos,
una vez realizado este breve estudio preliminar, al argumento del Satiricón.
La obra
la constituyen una sucesión de relatos cuyo único nexo de unión es el
protagonista, Encolpio, y sus dos acompañantes: Guitón y Ascilto. Estos jóvenes
son una suerte de pícaros buscavidas que buscan su beneficio propio, aprovechándose
de amigos y conocidos gracias a su facilidad para la palabra y, en algunos
casos, a su belleza (Sobre todo la del adolescente Guitón).
Entrando,
algo más en profundidad, en sus protagonistas vemos que el narrador, Encolpio,
es un joven viajero, un trotamundos. Eumolpo es un incontinente sexual y
víctima de Encolpio. Guitón, el amor de Encolpio, es un adolescente que plantea
el problema del amor platónico reflejado en El
Banquete. Los celos que este adolescente provoca en Encolpio serán el
detonante de muchas de las desgracias que acontecerán a ambos, alejando así a
Encolpio de la felicidad basada en la placidez horaciana. Guitón aparece en la
obra en toda la plenitud de su belleza de dieciséis años, siendo capaz de
despertar su mera visión sentimientos en todos los que conoce. Ascilto, por su
parte, es una aventurero carente de moral e iniciativa propia, no es más que un
parásito que se dedica a vivir, mediante artimañas, a costa de todos los que le
rodean. Trimalción, el cual posee un nombre fonéticamente similar al de Nerón,
representa a la corrupta sociedad romana, sociedad que hacía enfermar al
individuo haciéndole (en palabras de César) afeminar su ánimo y su espíritu.
Para Trimalción sólo cuentan el oro, las riquezas y la ostentación de la misma,
derrochándola y recreándose en la opulencia de esta vida que le ha sido
regalada.
Volviendo
al tema principal de la obra cabría distinguir tres partes en la misma: La
escena inicial, La Cena de Trimalción y las Aventuras en Crotona.
En la
parte inicial encontramos una escena declamatoria, muy común en la época,
sobre todo en las escuelas de retórica y en las ágoras griegas. Encolpio se
percata, mientras el orador entretiene al público, de la desaparición de
Ascilto. Procede a buscarlo por toda la ciudad y no llegará a encontrarlo hasta
conseguir regresar a la habitación que tenían alquilada en un establecimiento
que no es otra cosa sino una casa de sodomía y prostitución. Los tres compañeros
deciden irse de la ciudad, agobiados y sofocados por el ritmo de la misma, para
refugiarse en la villa de Licurgo, donde encontrarán a Licas y Tritena, dos
amigos ricos, el primero poseedor de una nave mercante y la segunda compañera
acomodada del primero. El sedentarismo de la villa de Licurgo, que no consiste
en otra cosa que orgías y desenfreno, termina por aburrir a los tres
protagonistas, los cuales, tras discutir con el dueño de la casa y robar cuanto
encuentran allí de valor, huyen en mitad de la noche. Un oportuno accidente
hace que nuestros pícaros se encuentren de nuevo provistos de dinero al
encontrarse, de nuevo, una capa donde habían cosido una cantidad notable de
monedas de oro en manos de un campesino que, desconocedor del tesoro oculto en
la prenda, termina por ser engañado y cede la capa a los protagonistas. Ya
desahogados económicamente comienzan a planificar sus siguientes pasos en lo
que serán sus aventuras eróticas, sin embargo terminan siendo secuestrados por
una sacerdotisa del culto a Príapo, deidad de la fertilidad, la cual dice que
estos pícaros han violado los sagrados ritos del dios. Pese a esto conseguirán
escapar de las garras de esta y dará comienzo la siguiente escena.
La Cena de Trimalción.
Este es
el episodio, sin duda, más largo que se conserva de la obra. Quizás fuera
separada del texto original con el fin de poder ofrecerla como un texto aparte,
lo cual podría explicar su integridad. Es aquí cuando el autor se luce en toda
una riquísima descripción haciendo gala de una prosa impecable y sublime, capaz
de transportarnos a la misma escena debido al lujo de detalles que colman toda
la escena. Esta riqueza se deja ver en los muebles, pinturas, arquitectura y
todo lo que conforma la vida de Trimalción. Petronio, sin duda un gran
conocedor de la psique humana, retrata a la perfección a Trimalción, un liberto
que ha logrado enriquecerse hasta lo absurdo debido a sus exitosas
transacciones económicas, no es otro sino este el episodio que mejor simboliza
la tiranía y las riquezas, al igual que la vida excesivamente pomposa del
emperador Nerón. Volviendo a la figura del anfitrión este se nos presenta como
un hombre que derrocha su fortuna con el objetivo de disfrutar de su vida hasta
que la salud se lo permita, posee un inventario inacabable de bienes y
propiedades extendidas casi por todo el mundo conocido, las características que
más nos llaman la atención de Trimalción son su ignorancia y su engreimiento.
La supina ignorancia del riquísimo liberto queda al descubierto al narrar este
las estratagemas de Aníbal para apoderarse de Troya, entre otras barbaridades.
Sin embargo los invitados, como buenos parásitos, lisonjean sin parar a su
anfitrión para no perder el favor de éste. A lo largo de la escena Trimalción
utilizará su afamada muletilla “En fin, callo para que no me tomen por un
fanfarrón.”, sin duda el sentido del humor de Petronio es impecable, cínico y
sumamente ácido, una delicia. Tras un amplísimo despliegue de delicias para
agasajar a los comensales, aderezada con la intervención de unos acróbatas,
música y una lectura de algún poema de Trimalción, la cena concluye y los
invitados pasan al baño, nuestros protagonistas tratarán de huir, pero verán su
escape frustrado y serán conducidos al baño del que, finalmente, lograrán
escapar.
Aventuras en Crotona.
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