miércoles, 13 de mayo de 2015

Henriada X


-Muere, antes de sentir mis males y tu desdichada suerte: 
Devuélveme la vida, la sangre que te ha sido procurada;
que mi pecho desdichado te sirva de fría sepultura, 

que por lo menos, vea París una nueva muerte.- 
Y acabando estas palabras, furiosa y atormentada
en el costado de su hijo con su mano y su locura 

hunde temblando el impío acero infernal:
Lleva el cuerpo ensangrentado junto al hogar; 
y con el brazo que guía el hambre sin piedad 

prepara ávidamente esta comida demencial.
Por el alma de su retoño no hace mas que rogar
que Dios se apiade de su inhumanidad.

Francia, siglo XVI, durante las guerras de religión, en Sancerre y París, una vez fueron devorados animales, pergaminos, sebo y grasa, fueron desenterrados muertos y se trituraron para hacer el pan de madame Montpensier. Todos los que comieron de él terminaron muertos. Finalmente, incluso las madres se alimentaron con la carne de sus hijos como recoge el poema de Voltaire, que me he tomado la libertad de adaptar y retocar ligeramente. 
Nota: El primer dibujo es mío, el segundo es un grabado de Fracisco de Goya. Evidentemente no estoy a su altura...


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